miércoles, 30 de mayo de 2007

¿Qué significa para nosotros la patria y el patriotismo en la realidad concreta del hoy?

Se debe comenzar señalando que las clases dominantes, así como se han apropiado y manipulado los conceptos de libertad, democracia, derechos humanos, así también lo han hecho con los de patria y patriotismo, y en general con todos aquellos que les sean útiles en la mantención de su sistema de dominación, por eso es políticamente importante rescatar estos principios, otorgarles un contenido ideológico revolucionario e incorporarlos conscientemente a nuestro proyecto por la transformación radical de la sociedad.

El concepto de patria

Lo anterior se fundamenta en que “la patria” en general postulada por las clases dominantes no existe. No es algo estático, definido y configurado desde siempre y para siempre. Tampoco puede reducirse el concepto de patria a la noción de tierra y los vínculos que se desarrollen entre esta y sus naturales, sean de carácter histórico, cultural, jurídico u otro. No puede negarse que en un territorio determinado, y producto de su desarrollo histórico, se acumulan factores de tipo lingüístico, social, político y económico, que otorgan la sensación de unidad histórica y provocan la identificación de un conglomerado humano como nación, un proceso de acumulación de valores y prácticas que trascienden formaciones sociales concretas.

Pero ello no significa que estos valores y prácticas que nos distinguen de otros lugares o pueblos, constituyan la patria, una patria abstracta, general e independiente de condiciones históricas. La patria -entendida como un conjunto de elementos materiales e inmateriales que infunden un sentido de pertenencia a un vasto grupo humano- es una manifestación histórica. Es decir, se da siempre en concreto y posee un carácter eminentemente dinámico, cambia y se desarrolla en el tiempo y de acuerdo a la intencionalidad de diversas clases sociales, y muy especialmente de aquellas en el poder. Es por ello que se habla de la patria burguesa y la patria socialista. O dicho de otro modo, el concepto de patria debe necesariamente llevar “apellido”. De ahí que sostengamos que la patria abstracta no existe, sino que la patria -realidad concreta e históricamente determinada- tiene elementos objetivos y subjetivos, positivos y negativos, los cuales no constituyen patrimonio de las clases dominantes, pero es claro que se han apropiado de ellos para configurar su idea y praxis de patria.

El postular la existencia de la patria burguesa, y por ende, la necesaria lucha contra esta, no significa ser antipatriota (porque la patria en general no existe) sino que plantear una idea alternativa de patria, la cual está indisolublemente vinculada a un proyecto de sociedad distinto. Esto último es de fundamental importancia para comprender el carácter y contenido escenciales de la patria y el patriotismo, ambos están siempre directa e invariablemente ligados a un proyecto histórico de sociedad y a los sujetos o fuerzas sociales que son protagonistas de dicho proyecto. La patria burguesa es funcional al sistema capitalista y es debido a esto que se desarrollan y perfeccionan mecanismos ideológicos que garanticen la identidad de la mayoría con la idea hegemónica de patria.

El rol de la ideología

El rol de la ideología es vital para imponer valores, criterios e ideas que sean funcionales a la perpetuación del sistema de dominación. En este sentido, la distorsión de la historia y la interpretación clasista de la misma, desempeñan un papel preponderante.

Las “gestas patrióticas” que conocemos se nos han transmitido de generación en generación de manera mecánica y con carácter de última palabra, sin posibilidades de cuestionar o al menos profundizar sobre personas, hechos o circunstancias que -según se transmite a través de la familia, la escuela o los medios de comunicación- conforman nuestra “historia patria”. La mecanicidad, la superficialidad y el control hegemónico del contenido de la historia, se conjugan para entregar una versión histórica interesada, parcelada y profundamente acientífica en donde las verdaderas causas de los fenómenos se pierden en una inmensa maraña de falsedades, apariencias simbólicas y detalles secundarios.

Por ejemplo, los principales hechos históricos que se nos presentan como fundacionales en la construcción de la patria, están estrechamente relacionados a las Fuerzas Armadas. Por tanto, la exaltación de eventos militares, de hombres y hechos, busca plasmar en la mente del chileno la relación patria-FF.AA. Es por esto que se habla del “día del roto chileno”, “día de las glorias navales”, “día del juramento a la bandera”, “día de las glorias del ejército”, etc. Esto es una clara y tendenciosa manipulación ideológica que pretende mantener incólume el tipo de vínculo entre patria y capitalismo, entre la nación y la patria y, lógicamente, mantener y fortalecer la identificación de las mayorías con todo lo anterior, siendo la mayor expresión de esto el nacionalismo imperialista, xenófobo, racista o religioso que tantas guerras injustas ha originado y que no ha hecho más que legitimar, defender o fortalecer el dominio de un sector social sobre otro.

Patriotismo


Cualquier definición de patriotismo debe necesariamente hacerse con referencia a la patria y al concepto específico que de ella tenemos. En consecuencia, éste tampoco es abstracto, no es una calidad asignada o eterna, sólo puede entenderse en relación a un contexto histórico concreto. El patriotismo, cual conjunto de principios y prácticas destinadas a la construcción, preservación y desarrollo de la patria, se vincula a un proyecto específico de sociedad postulado en un momento histórico preciso. Es patriota aquel que se mueve en dirección de la historia y del desarrollo social, aquel que brega por la liberación de las fuerzas materiales y espirituales de la sociedad y contribuye al desarrollo y bienestar del ser humano. Al que lucha porque aquella identificación cultural, lingüística, histórica o política adquiera una dimensión real y efectiva y no sea sólo producto de la imposición de la minoría en el poder.

El patriotismo es ajeno a la opresión y la explotación, la identificación con una patria es, por sobre todo, la identificación con seres humanos pasados, presentes o futuros, con los cuales se ha materializado la circunstancia territorial, cultural e histórica de compartir la vida y de construir un entorno común. La única manera de que esta identidad posea un carácter humanista y solidario -más allá del discurso patriotero- es que prevalezcan la igualdad y la justicia sociales. Y ello es algo que jamás ocurrirá en la patria de los oligarcas o explotadores.

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